El impacto ambiental del transporte de alimentos.

¿Haz pensado cuanto ha tenido que pasar lo que te estas comiendo? ¿Cuántos kilómetros ha recorrido esa manzana que acabas de morder? ¿Hasta donde se ha tenido que llegar para obtener el kilo de carne que haz comprado? Lo cierto es que para que ese plato llegase a tu mesa tuvo que haber recorrido aproximadamente 1,200 kilómetros y ha tenido que ser protegido en embalajes que aseguren que el producto llegara en buenas condiciones.

El transporte en cualquier caso, implica una serie de emisiones de gases de efecto invernadero que afectan, sobre todo, al cambio climático.

Los transportes participan en un 95% en el consumo total de energía fósil, con unos índices de crecimiento imparables en los últimos años en todos los países latinoamericanos y también en las economías emergentes. Provocando la contaminación del aire, y otros efectos negativos en el ambiente a causa del tránsito de automóviles afectan gravemente la calidad de vida de los ciudadanos en nuestro país.

Una forma de evitar que los productos recorran grandes distancias es el consumo local, del huerto a la mesa, servidos sin químicos ni miles de kilómetros de transporte innecesarios. De manera que al evitar dichos productos estaríamos ayudando también a la reducción de la emisión de gases por el transporte de alimentos, ¿Acaso no te gustaría conseguir los mismos productos por precios mas justos? Lo cierto es que al realizar todas esas maniobras de transporte los costos se pueden elevar hasta el doble ¡Que duro! Es decir, que al comprar productos de temporada en tu localidad estarías consiguiendo precios más justos y ayudarías al campesino que trabaja a diario desde las 6:00 A.M. para recoger toda su cosecha.

Entonces, ¿Por qué no aportar nuestro granito de arena? La próxima vez que vayas al super mercado piensa en las posibilidades de encontrar algo mucho mas orgánico, justo y comprometido con el ambiente en el mercado que esta a la vuelta de tu casa.